EXPERIENCIA DE MUERTO A LA VIDA
11:13 | Author: Grupo Libertad
De muerto a la vida
Cuando me pasaron el mensaje dije: que no era “alcohólico”. Transcurrieron cuatro años bebiendo incontrolablemente, hasta que caí en lo más bajo. Empecé a tener todo tipo de problemas económicos, familiares, con la sociedad, morales, físicos y mentales, ¿cómo obtuve mi despertar espiritual?
Recuerdo mi última borrachera con el escuadrón de la muerte. Ese día estaba Rolando, un muchacho de 19 años de edad. Tomamos desde temprano toda clase de bebidas y marcas; más tarde nos invitó a su casa, almorzamos caldo de pato de la laguna, pues su padre iba de cacería al lago de Texcoco. Eso nos cayó bien para la cruda. Durante el día seguí bebiendo hasta perderme, y no supe cómo llegué a casa. A la mañana siguiente no podía despertar: escuchaba voces de la familia y todo el movimiento de la casa. Me quedé como paralizado, no podía hablar ni moverme y me entró una terrible desesperación. En ese momento pensé: “Estoy muerto y ni cuenta se han dado ”. Quería que mi esposa se diera cuenta que estaba muerto.
El sol entró por mi ventana, las moscas pasaban zumbando, se paraban en mi cuerpo y pensé: me estoy apestando y ni cuenta, se han dado, no supe cuanto tiempo estuve así. Cuando desperté, tomé mi bicicleta y me dirigí a comprar mi mercancía para trabajar en mi pequeño negocio. Tenía que pasar por donde se encontraba el escuadrón de la muerte y los ignore.
De regreso, me detuvieron y me informaron que Rolando había muerto, y dije: ¡No es posible, si el día de ayer estuvimos tomando en su casa! Sí, pero allí lo llevan ¡mira! Había fallecido a un lado donde estaba el escuadrón de la muerte sin que nadie se diera cuenta, cuando el doctor llegó, era demasiado tarde.
Algunos de nosotros, asistimos con su familia para ayudarles a colocar la lona y las vigas para el velorio. Los cuates me ofrecían aguardiente, pero no quise ni un trago, aunque estaba nervioso, desesperado e inquieto.
En el velorio estaba reflexionando: si este muchacho tenía 19 años de edad, estaba joven y murió de alcoholismo, qué me esperaba yo, si bebía a diario por meses. De inmediato me acordé de Alcohólicos Anónimos y también que habían transcurrido cuatro años desde que dejé de asistir. Los que me recibieron en ese tiempo, ¿todavía estarían en Alcohólicos Anónimos?
Pregunté la hora, pasaban de las 20:00 horas, de inmediato me salí del velorio y nuevamente asistí al Grupo donde me habían dado información por primera vez.
Me recibieron con los brazos abiertos y me ofrecieron cambiar mi botella por una vida útil y feliz, si yo quería.
Desde ese día no he vuelto a beber, por la gracia de Dios, y tengo nueve años sin beber. Para mí ese fue el despertar espiritual: un cambio de vida sin alcohol.
Me doy cuenta que antes de entrar a Alcohólicos Anónimos estaba muerto espiritualmente.
Hoy trato de comprender la espiritualidad, que para mí, es regresar la dádiva que me dieron desinteresadamente, informando, directa o indirectamente, al público en general.

Anónimo.
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